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Manual del Observador Electoral
Así pues, las prácticas de compra y coacción del voto constituyen, entre otras prácticas, delitos
electorales.
2. Algunas referencias sobre prácticas de compra y coacción del voto
Si bien es cierto que documentar prácticas como la compra y la coacción del voto no es fácil, tam-
bién lo es que la observación que se realice de los procesos electorales permite tener información
valiosa para identificarlas e impulsar medidas que aporten a su erradicación.
Es por ello que en el ejercicio de observación que se realice se debe tener presente que estas ac-
ciones no se llevan a cabo en una etapa específica. Si bien la intención es obligar o inducir el voto
de la ciudadana o el ciudadano por un partido o candidato en específico, el proceso de coacción
o compra puede iniciar en cualquier momento previo a la Jornada Electoral y en diferentes espacios.
Así, por ejemplo, respecto de la
compra del voto
, es importante considerar que dado que este
acto no garantiza que un ciudadano vote por el partido o candidato que se le está requiriendo, los
compradores, con el fin de reducir la incertidumbre sobre los resultados que obtendrán de este
hecho, llevan a cabo diversas estrategias como entregar una parte del pago antes de las elecciones
y condicionar la entrega del resto a los resultados de las mismas, pedirles a las y los votantes que
marquen la boleta de determinada forma o que tomen una fotografía a su boleta, también la in-
timidación a los electores diciéndoles que tienen formas de saber por quién votaron o, en casos de
comunidades muy pequeñas, monitorear la completa participación de los votantes.
Otra práctica consiste en que los compradores de votos tratan de crear una obligación moral o una
relación de reciprocidad con los ciudadanos a quienes compran su voto, con el fin de que estos
cumplan su “parte del trato”. Pueden hacer pasar su pago como un regalo o un favor, o bien generar
gratitud mediante el pago de salarios a cambio de servicios, tales como repartir propaganda o vigilar
casillas, entre otros.
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En el caso de la compra del voto, si bien es cierto que las personas reciben un beneficio material,
lo cual en situaciones de marginación social no es algo que se rechace fácilmente, la consecuen-
cia a largo plazo es que las personas que toman esta decisión renuncian a un aspecto fundamental
de su autonomía política, o en otras palabras, renuncian a usar el voto como instrumento para
influir en la designación del representante popular que participará en la toma de decisiones polí-
ticas fundamentales.
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F. Schaffer y A. Schedler,
¿Qué significa la compra de votos?
,
Seminario internacional: Protección de programas
sociales y construcción de ciudadanía, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, junio de 2007.